España debe reducir sus emisiones de CO2 en un 26% en relación a las cifras de 2005. Es lo que han quedado al menos con la Comisión Europea. Sin embargo, aún anda lejos para cumplir con esas expectativas, pues la Comisión Europea ha decidido acelerar la transición hacia una economía baja en carbono, reduciendo hasta en 40% para 2030, en relación con 1990, en el conjunto de la Unión Europea.
Contaminación del aire en Madrid.
Esto supone que España tenga la necesidad de “triplicar” casi los esfuerzos, pues sino, difícilmente llegará a la ambiciosa meta. Para conseguirlo tendrá que evitar que actividades como la reforestación, deforestación, gestión de tierras agrícolas y pastizales, entre otras, emitan 29,1 millones de toneladas de CO2.
Este nuevo paquete de medidas que ha optado la Comisión Europea se engloba dentro del Acuerdo de la Cumbre de París (COP21). Este plan afectará a los sectores que no están cubiertos por el régimen de comercio de emisiones, como el transporte, la vivienda, la agricultura y la gestión de residuos, pues, en conjunto, representan el 60% de las emisiones de le UE.
Sin embargo, en España no estamos a la cola. El ejecutivo comunitario ha pedido a doce países más, un esfuerzo mayor que el que pide a nuestro país. Entre ellos se encuentra Luxemurgo, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Alemania o Reino Unido, que deberán reducir entre 30 y 40% sus emisiones. Las metas más suaves serán de nuevo para los países del este y van desde el 0% que se le pide a Bulgaria hasta un recorte del 24% paraChipre.
Junto a la propuesta de recortes, la Comisión Europea ha presentado una estrategia con tres pilares con el objetivo de impulsar un sistema de transporte mucho más eficiente, acelerar el despliegue de energías alternativas mucho más limpias así como el desarrollo de vehículos con bajas emisiones e incluso cero.
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